Cuando buscamos la palabra emprendedor, solemos encontrar una definición sencilla: alguien que acomete acciones difíciles o arriesgadas con determinación. Pero basta escuchar a dos emprendedoras como las hermanas Molina para darse cuenta de que esa descripción se queda corta, muy corta.

Porque ser emprendedor no es solo enfrentarse a retos; también implica entusiasmo, pasión, generosidad y una enorme dosis de esfuerzo y trabajo. Y cuando juntas todo eso, entiendes perfectamente por qué las hermanas Molina son la definición, con mayúsculas, de EMPRENDEDORAS.

Hace unos días nos visitaron y llenaron nuestra aula-taller de una vitalidad contagiosa. Nos hablaron de su proyecto, de cómo recogieron el testigo de sus padres y lo impulsaron hasta un nivel muy superior, dejando a la siguiente generación un desafío tan inspirador como prometedor.

Queremos agradecerles profundamente su charla, su cercanía y el tiempo que nos dedicaron. Nos dejaron no solo conocimientos, sino también una motivación renovada y el ejemplo claro de que cuando se trabaja con pasión, el camino se llena de oportunidades.